El agua es un elemento vital
para la piel, la hidratación es fundamental para lucir un cutis luminoso,
flexible y transparente. Las cremas hidratantes evitan la deshidratación y son
imprescindibles en el cuidado facial diario.
POR QUÉ ES NECESARIO HIDRATAR
LA PIEL
La piel contiene alrededor
de un 70% de agua, del cual el 13% se encuentra en la capa córnea de la
epidermis como agua que se evapora fácilmente, y el resto en la dermis como
agua bien fijada al colágeno y la elastina. Ambas capas participan en el
metabolismo del agua en la piel, y para que la capa córnea permanezca bien
hidratada debe existir un equilibrio entre la difusión del agua y su
evaporización en la superficie.
La película hidrolipídica
que se encuentra en la superficie y los factores naturales de hidratación,
ayudan a la capa córnea en sus
funciones, evitan que el
agua se pierda y actúan fijando el agua
absorbiendo y almacenando la
que se encuentra en el ambiente.
El ácido hialurónico,
incluido en muchas crema hidratantes, es un mucopolisacárido presente en la
dermis que permite los intercambios de agua entre la dermis, la epidermis y la
sangre. Es una sustancia viscosa que retiene agua y las alteraciones en su cantidad o calidad son
causa de numerosas afecciones.
Debido a las agresiones
externas como el frío, el calor, el viento, la contaminación o la sequedad
extrema del ambiente provocada por las calefacciones, la capa córnea encargada
de retener agua se fragiliza y empieza a perder sus funciones. La piel entonces
se deshidrata volviéndose áspera, rígida, frágil y apagada con la pérdida
consiguiente de elasticidad y turgencia y la aparición de arrugas.
El agua que forma parte de
la piel proviene del interior del cuerpo, de lo que comemos y bebemos.
Exteriormente es muy difícil aportar agua porque la piel es impermeable en un
90%, por eso es tan importante para mantener una piel sana y luminosa llevar
una dieta rica en alimentos que contengan agua como frutas, verduras, zumos e
infusiones.
Evitar que el agua se pierda
es la principal función que cumplen las cremas hidratantes. Para ello forman
una barrera sobre la piel que evita la evaporación e hidrata con ayuda de
principios activos humectantes.
TIPOS DE PIEL E HIDRATACIÓN
Las cremas hidratantes deben
utilizarse todos los días por la mañana con la piel limpia y seca para
mantenerla protegida durante todo el día.
Cualquier tipo de piel puede
sufrir deshidratación, y ésta puede ser puntual y reversible si aplicamos una
crema adecuada.
Una piel normal puede
volverse seca en invierno o después de algún tratamiento médico y necesita una
hidratante ligera que no contenga sustancias que taponan el poro como aceites
minerales, siliconas o vaselinas.
Las pieles grasas también
pueden sufrir deshidratación más difícil de detectar por el exceso de secreción
sebácea. Desarreglos hormonales o la utilización de cosméticos inadecuados
formulados con alcohol o sustancias muy astringentes pueden provocar esta
sequedad. Deben emplearse cremas ligeras con poca grasa y con activos
humectantes como glicerina o aloe vera.
Las pieles secas en las que
ya ha se ven signos de envejecimiento cutáneo necesitan cremas que hidraten y
nutran a la vez, suelen ser cremas regeneradoras más densas formuladas con
aceites vegetales ricos en antioxidantes como el aceite de rosa mosqueta,
argán, germen de trigo o aguacate.
Las pieles sensibles, más
propensas al enrojecimiento, deben emplear cremas que no contengan ninguna
sustancia que pueda resultar irritante, como derivados del petróleo,
conservantes sintéticos o perfumes químicos, es preferible la utilización de
activos naturales como aceite de caléndula, manzanilla, aloe vera, extracto de malva o
azuleno.
ELEGIR UNA CREMA ADECUADA
La piel es un órgano vivo.
Según el Ayurveda, las sustancias químicas no poseen la inteligencia de las
células de los organismos vivos que les permiten preservar el equilibrio y la
estabilidad interna. Por este motivo cualquier sustancia que apliquemos a
nuestra piel debería estar elaborada únicamente a base de plantas, en este
sentido debemos tener especial cuidado en la elección de los cosméticos que
empleamos ya que muchos son demasiado densos para penetrar adecuadamente en el
tejido por lo que se quedan en la superficie formando una película que tapona los
poros y acumula suciedad.
La base de la formulación de
las cremas naturales son los aceites vegetales como el aceite de almendras,
aguacate, pepita de uva o de oliva, o maceraciones de estos en plantas
medicinales. Además contienen otros principios activos como sustancias
humectantes y suavizantes (gel de aloe vera, glicerina vegetal), extractos de
plantas con diferentes funciones (extracto de malva emoliente, de ortiga
astringente, de cola de caballo epitelizante..) y aceites esenciales puros que
penetran hasta las capas más profundas de la piel donde cumplen su función,
actuando como regeneradores cutáneos (rosa, ylan-ylang), antiarrugas (incienso,
geranio) o calmantes (lavanda, neroli), además de proporcionarle a la crema un
olor especial.
La diferencia en la textura
de una crema hidratante depende generalmente de la cantidad de agua que
contenga la formulación. Las emulsiones fluidas, ligeras que se extienden con
facilidad y no dejan sensación grasa en la piel contienen de un 85-90% de agua.
Las emulsiones más densas y difícíles de extender son más adecuada para pieles
secas y contienen alrededor de un 70-80% de agua.