miércoles, 28 de noviembre de 2012

PIEL BELLA A LOS CUARENTA





Con el paso del tiempo nuestra piel refleja todo lo vivido, las líneas de expresión al reírnos son caminos que hemos recorrido y  han dejado una huella que no podemos borrar, la piel sana y bien cuidada es bella a cualquier edad, solo hay que prestarle los cuidados adecuados.

COMO ENVEJECE NUESTRA PIEL
El envejecimiento de la piel es un proceso fisiológico inevitable que está programado genéticamente en cada individuo y depende de la producción hormonal, que va disminuyendo progresivamente. 

Además existen una serie de factores externos que aceleran el envejecimiento, sobre los que podemos actuar para retrasarlo al máximo, como el estrés, los hábitos alimenticios, la contaminación,  el consumo de tabaco, alcohol y medicamentos, o la exposición  a factores climatológicos extremos (frio, sol, viento o humedad). 

CUIDADOS IMPRESCINDIBLES
Los cuidados que podemos aportar a la piel envejecida son fundamentales para mantenerla nutrida y en un estado saludable. Principalmente están enfocados a evitar la pérdida de agua, fortalecer la epidermis, favorecer la microcirculación, paliar la pérdida de grasa en el manto lipídico y mejorar el relieve cutáneo. A continucación describiremos los cuidados básicos necesarios.

Por la mañana:
 Lávate la cara con agua fresca y un jabón facial suave. A continuación aplica una crema de día antiarrugas rica en aceite de rosa mosqueta, germen de trigo, extracto de cola de caballo o centella asiática, y procura evitar cremas con derivados petroquímicos. Una vez absorbida, aplica una crema de protección solar en caso de que fuera necesaria (si la piel se va a exponer excesivamente al sol o si hay tendencia a la aparición de manchas), evitar los filtros químicos. Si usas maquillaje procura que sea natural y no oclusivo.

Por la noche:
Aunque no te hayas maquillado, la limpieza es imprescindible para eliminar restos de grasa, sudor y partículas de polvo que se acumulan durante el día. Para ello elige una leche limpiadora fluida sin siliconas y retírala con un algodón o un esponja humedecida. Después con toques suaves aplica un tónico especial para pieles maduras que contenga agua de rosas, azahar o azuleno y cuando se haya absorbido ponte una crema nutritiva de noche o un serum rico en aceites vegetales de argán, sésamo o jojoba y extiéndelo por la cara, cuello y escote.

Una vez al mes realiza una exfoliación muy suave y aplícate esta mascarilla que tú misma puedes hacer en casa: mezcla  dos cucharadas de aceite de germen de trigo,  con dos de aceite de jojoba, dos cucharadas de gel de aloe vera, 10 gotas de aceite esencial de incienso o rosa y la cantidad necesaria de harina de avena para conseguir una consistencia untuosa. Aplícatela por la cara, el cuello y el escote y retírala con agua templada después de media hora.


viernes, 9 de noviembre de 2012

EXFOLIACIÓN: RENOVARSE O MORIR




Como se renueva la piel
La piel es un órgano en continua renovación, indispensable para la vida, que representa un 6% del peso corporal y ocupa aproximadamente dos metros cuadrados de superficie en un adulto.

La epidermis, en contacto directo con el exterior, es una capa de células estratificadas, carente de vasos sanguíneos y cuya función es preservar a las células más profundas de la deshidratación.

Su parte más superficial, la capa córnea, está constituida por células aplanadas íntimamente unidas entre sí y queratinizadas que continuamente se están desplazando al unísono hacia fuera hasta desprenderse en la superficie, a la vez que  nuevas células se forman en las capas más profundas.

Esto es lo que conocemos como descamación permanente y es un proceso constante que hace que nuestra piel se renueve de una forma sencilla y natural. Con los años este proceso se ralentiza y es necesario ayudar de alguna manera a nuestro organismo a eliminar estas células muertas.

Qué es la exfoliación
 La exfoliación o peeling es la eliminación artificial, más rápida y profunda de las células queratinizadas de la capa córnea. Además este proceso permite la renovación celular, eliminar la suciedad más profunda y activar la microcirculación periférica aportando más cantidad de oxígeno a las células, con lo cual el resultado es una piel más limpia, radiante y luminosa.

A lo largo de los años se han desarrollado muchos métodos de exfoliación más
  o menos agresivos para la piel que incluyen desde la aplicación de sustancias ácidas, hasta tratamientos mecánicos por dermoabrasión con rayo láser o proyección de microcristales de aluminio. 

Exfoliantes vegetales
Entre las opciones menos invasivas aparecen los exfoliantes vegetales.  Son preparados cosméticos que incorporan extractos de cortezas, hojas o frutos triturados finamente que permiten la exfoliación mecánica suave de la piel sin dañarla ni maltratarla.

Huesos de frutos triturados como el del albaricoque, la aceituna, el melocotón o la almendra, semillas de pequeño tamaño como la de la rosa mosqueta o el kiwi, y polvo de cereales como el arroz o la avena, son algunas de las opciones que encontramos en el mercado. Generalmente estos exfoliantes forman parte de cremas, leches más o menos fluidas, geles o mantecas, y se aplican directamente sobre la piel del rostro o el cuerpo.

Exfoliación facial
La aplicación del exfoliante en el rostro se realiza siempre con la piel limpia, aplicando un ligero masaje con movimientos circulares desde el cuello hasta la frente, presionando con las yemas de los dedos e insistiendo en las zonas donde la piel es más grasa o se acumula más suciedad como aletas de la nariz, barbilla y frente. Una vez masajeado todo el rostro, retiramos el exfoliante con la ayuda de una pequeña esponja mojada en agua templada y arrastramos así toda la suciedad superficial y profunda.

Cuando acabemos, notaremos la piel suave al tacto y ligeramente enrojecida, esto indica que la circulación sanguínea se ha activado y es el momento ideal para aplicar una mascarilla que nutra en profundidad la piel y calme la sensación de calor. De aloe vera si la piel es sensible, arcilla si es grasa o directamente aceite de rosa mosqueta o argán si la piel es seca y envejecida, son los tratamientos que completarán nuestro ritual de belleza particular y permitirán que luzcamos una piel fresca y sana.

Cualquier tipo de piel puede permitirse el lujo de una exfoliación de vez en cuando, la frecuencia y la intensidad dependerán de la necesidad de renovación que tenga nuestra piel, para saberlo debemos observar los signos que nos indican que ya ha llegado el momento, falta de luminosidad, exceso de grasa, aparición de puntos negros o aspereza, son indicadores de que necesitamos eliminar células muertas de nuestro rostro.

Exfoliación corporal
El resto del cuerpo también necesita una ayuda en el proceso de renovación cutánea, y en zonas donde la epidermis es más gruesa como plantas de los pies, codos y  rodillas aplicaremos exfoliantes de grano más grueso, esponja vegetal de tipo lufa o piedra pómez, que ayudarán a eliminar la piel envejecida y a suavizar las partes más ásperas. Al finalizar siempre conviene aplicar una emulsión suavizante o un aceite o manteca corporal que favorezca la regeneración de la piel y aporte los nutrientes necesarios.

Tipos de piel y exfoliación
Piel sensible: la exfoliación debe ser suave empleando partículas vegetales finamente trituradas y no ejerciendo demasiada presión en el masaje. Aplicar a continuación una mascarilla calmante o una infusión tibia de manzanilla o malva.

Piel grasa: en las pieles grasas la capa superficial es más gruesa por lo que la exfoliación debe realizarse con partículas gruesas y ejerciendo una mayor presión sobre todo en nariz, frente y barbilla. Después aplicar una mascarilla a base de arcilla que adsorbe el exceso de grasa.

Piel seca: la exfoliación debe ser suave pero insistente, empleando partículas finas que no resequen. Después aplicar una mascarilla nutritiva o directamente un aceite vegetal como el de rosa mosqueta, argán, germen de trigo o sésamo. 

DIY! Receta casera
Para hacer una exfoliación en casa, necesitamos:
-          sal fina o azúcar
-          leche limpiadora fluida o aceite facial
Mezclar la leche limpiadora fluida o el aceite facial con un pellizco de sal fina, frotar por toda la piel del rostro ejerciendo una ligera presión con las yemas de las manos. Retirar con agua tibia y aplicar una crema hidratante.